10.12.08

Si no tardas demasiado, te esperaré para siempre.


Últimamente parece que siempre escriba de lo mismo; sobre amor. El tema empieza a cansarme, la verdad, pero qué puedo hacer yo si muchas de las cosas que se me ocurren están relacionadas con éste.

El caso es que el otro día, mientras reflexionaba el porqué me es imposible enamorarme, o de si alguna vez lo he estado, incluso de si sabría estarlo si se diera el caso, empecé a meditar si acaso los autores de las grandes narraciones de amor estuvieron alguna vez enamorados.

Y es que a veces, quien mejor puede hablar de un tema, es alguien que nunca ha estado metido en él, pero lo anhela tanto, lo teme y lo desea con tantas fuerzas, que es capaz de imaginar todo lo que algún día le gustaría poder sentir.

Aunque no lo haya experimentado nunca.

Tengo un amigo que dice que todo llega. Que después de un amor, con el tiempo, vendrá otro. La verdad es que en el fondo yo también creo eso. Por nuestra vida pasan demasiadas personas, y todas ellas tienen cualidades, características, virtudes y defectos que resaltar. Y tú tienes la posibilidad de disfrutar de ellos. ¿Cómo se puede pues, saber qué persona es la indicada? ¿Cómo decidir, entre tantas personas con tantas cualidades, tan sólo a una? Supongo que llegado el momento se sabe. Aunque no creo que nadie esté seguro de su elección al cien por cien. Pero sí, hay algo que te dice que es esa persona, que ella es la indicada para compartir un poco (o todo, eso ya depende de cada persona) de lo que eres.

En mi caso, parece que no aparece. Que sí, que no hay prisa, que ya llegará, pero en ocasiones me sorprendo pensando en que quizás ya es tarde. Tal vez pasó, y se fue. Puede que el corazón no muera cuando deja de latir; sino cuando sus latidos ya no tienen sentido. ¿Y si el mío murió hace tiempo? O, ¿y si nunca estuvo vivo? A veces dudo hasta de eso. No sé, puede que todo eso, sólo sean pensamientos absurdos, o que realmente los recuerdos pesen más que las esperanzas, y esto me impida experimentar lo que el resto de mortales.

Se supone que la juventud está llena de historias que te marcan; enamoramientos posibles e imposibles. Que alguien me diga dónde están los míos. La cuestión es que el amor se respira en todas partes, y si tú no lo sientes, realmente puedes llegar a agobiarte.

En fin, ya que parece no tener prisa en llegar, tendré que escribir una de esas historias que te hacen vivir, aunque seas solo unas pocas horas y no en tus propias carnes, eso que todos parecen querer conseguir; un amor complicado, y que deje huella.