16.2.09

Encomiable.

Plaza de los pintores, París. Justo detrás de le Sacre Coeur. 18-02-08, 14:00 h.


Dicen que la belleza se encuentra en todas partes, en las pequeñas cosas, en el día a día. La cuestión es saber encontrarla; darse cuenta de que la tienes delante y, sobre todo, saber valorarla. Si no, puede que esté ante tus ojos y no puedas verla. La belleza, sea del tipo que sea, hace especial nuestra existencia, la vida en sí ya lo es, y hay que saber apreciarla. Todos y cada uno de nosotros podemos hacer, decir o crear algo bello. Yo admiro a aquellos capaces de crear arte; algo que, con sólo mirarlo, leerlo o tocarlo, te transporte. Resulta encomiable que haya alguien que, con sus manos, su voz, su mente, su alma o su corazón, sea capaz de crear algo que logre emocionar a una, a dos, o a cientos de personas. Algo que, al tenerlo delante todas y cada una de esas personas, consiga hacerles evocar un mundo entero para cada una de ellas. Hombres y mujeres que sí buscan la belleza y la encuentran, precisamente, emanando de su propio ser. Gente que decide compartir todo eso con nosotros, regalándonos un poco más de esa belleza a nuestro alrededor.

10.2.09

Regalar verdad.

Recuerdo que, hace unos meses, intenté hacerle un regalo diferente a una persona muy especial. Un regalo que no le haría a todo el mundo, ni siquiera a una milésima de una milésima de éste. Pero sí a ella. Quise regalarle la verdad, porque pensé que se la merecía.

La verdad; algo que casi nadie suele decir, salvo quizás en momentos puntuales. La verdad sobre lo que pensaba, sobre lo que sentía, sobre lo que yo era, o sobre lo que ella para mí. La verdad sobre lo que sabía y sobre lo que no sabía, incluso sobre lo que creía saber. Esa verdad que, en realidad, nadie desea saber. Precisamente por eso; porque es la verdad. Y la verdad es sólo eso. Con ella, muchas de las cosas que tal vez creíamos se van a pique. La verdad no tiene porqué ser agradable, fácil o sencilla de entender. La verdad es la verdad. Y nadie, no lo olvidemos nunca, absolutamente nadie, dice completamente la verdad. Jamás.

Si me preguntan si quiero escuchar una mentira o una verdad, dudo en responder, aunque realmente mi respuesta siempre será contraria a la que en realidad deseo.

Nadie debería pedir una verdad que no está preparado para escuchar. Y si lo hacen, deberían asumir las consecuencias, por duras que éstas sean.

Cuando le dije a esta persona lo que pensaba hacer, me dijo que prefería no saberla. Una vez dicho eso, me fue imposible revelársela. Luego, en cambio, se lo agradecí. Así que no se la dije. Ni siquiera intenté recordarla.

Tal vez, ni yo misma estuviera preparada para escucharla, aunque ésta saliese de mi boca.

7.2.09

Slumdog Millionaire.


Hoy me gustaría hablar de Slumdog Millionaire, película independiente, dirigida con gran maestría por Danny Boyle, ganadora de cuatro globos de oros (mejor película, mejor director, mejor guión y mejor música), y con diez nominaciones al Oscar.

La historia está basada en el famoso y conocido programa ¿Quién quiere ser millonario?, y transcurre en la India. El participante; un joven chico de las barriadas de Bombay (posteriormente, Mumbai), consigue contestar correctamente a cada una de las preguntas que se le formulan, dejando a la gente atónita y generando las sospechas del presentador del espectáculo y del orden público, por lo cual será apresado y torturado para que revele cuál es su secreto. A partir de este momento, Jamal Malik (interpretado por Dev Patel) nos introducirá en su historia; la cual le ha llevado a concursar al programa y conocer las respuestas de éste. Una historia donde el drama, el romance, y la violencia se mezclan de manera encomiable, manteniendo al espectador en vilo durante toda la película, y mostrando realidades de la India muy distintas.

Esta película de bajo presupuesto y de actores prácticamente desconocidos, consigue conmover y quedarse en la mente del espectador. Dev Patel capta a la perfección el carácter de su protagonista, logrando transmitir al público todo aquello que de pretende desde un principio.

Por lo que respecta a la imagen y el color, ambos elementos aparecen muy cuidados, con planos increíblemente nítidos, precisos, y buenos. Y para finalizar; una Banda Sonora propia del cine bollywoodiano, tan enérgica y sorprendente como a las que nos tienen acostumbrados.

En conjunto, una película totalmente recomendable, sobre todo para verla en pantalla grande, y disfrutar al máximo de su sonido y sus imágenes.

Y ahora, una mini opinión de última hora, que no hace falta que leais si no quereis que os desvele algo importante sin querer:

Huelga decir que a mi me encantó y disfruté con ella y el conjunto de sus elementos. Eso sí, para mi gusto, demasiadas perdices al final para tanto realismo al principio. Y no, no estoy siendo pesimista, simplemente me gustan los finales trágicos porque se me graban más en el cerebro.

*Trailer:

4.2.09

Vacío.

Paseo de París que se extiende por varias avenidas, justo arriba del río Sena. 16-02-08, 12:00 h.


Es extraño. Los seres humanos tenemos toda una vida por delante para disfrutar, sufrir, sentir, viajar, soñar, percibir...y miles de cosas que experimentamos a lo largo de nuestra existencia. Miles, y sin embargo, vacío. Algo que todos sienten o han sentido en algún momento de sus vidas. Un hueco, una carencia. Esa sensación tan difícil de explicar pero que, tarde o temprano, aparece. Cientos de preguntas para las que tal vez nunca logremos encontrar respuesta. Y esa sensación de soledad. Soledad que siempre nos acompaña porque, al fin y al cabo y después de todo, ella es la única que se queda, siempre.

Vacío. Sabemos que nos falta algo, pero no somos capaces de descubrir qué es. Y algunos, los menos conformistas, se pasan los días intentando averiguarlo. La mayor parte de las veces, en vano. Otros lo aceptan, y viven con él. Pero eso no quiere decir que no esté ahí.

Haces y sigues tu camino con él; con el vacío. Puede que, en el fondo, venga en nuestra naturaleza el sentirse incompletos porque, evidentemente, todo no se puede tener. Los recipientes se rellenan, las personas no. Porque somos humanos, y tenemos sentimientos. Algunos nos llenan, otros nos vacían.