24.7.09

Acabar.


Es triste darte cuenta de que todo lo que te rodea: tus familiares, tus amigos, tu primer amor (o el último), tus sueños, tus planes, tus recuerdos, tus ideas, tu tiempo…tu todo, algún día desaparecerá. Porque nada dura eternamente. Porque “para siempre” es la más inútil de todas las expresiones inventadas por el hombre. Porque es falsa; supongo que por eso la utilizamos. Todo acabará, hasta tu vida. Hasta tú.

No estoy diciendo que haya que vivir amargado, pensando en eso constantemente, pero, ya que es un hecho, conviene tenerlo presente si no quieres llevarte más de un disgusto. Sólo eso.

Dicen que nada acaba mientras haya alguien que lo recuerde. No obstante, ¿de qué me sirve recordar algo que ya no está? ¿Para saber que existió? ¿Qué existió y ya no existe? Es bueno conservar los recuerdos, al fin y al cabo, parte de ti está hecha de ellos. Pero eso no significa que no pesen; a veces, incluso demasiado.

Es triste saber que todo lo que te rodea desaparecerá, sí. Pero más triste todavía es no saberlo. Cerrar los ojos, ignorarlo y que el día en que llegue el fin de algo, no sepas cómo aceptarlo.

Todo termina, tarde o temprano. Y es casi imperdonable que yo, que creía tenerlo presente y asumido, todavía me siga sorprendiendo.

3 comentarios:

en susurros...desde el corazón... dijo...

No cambies!
te quiero.

Richard & Clarissa dijo...

Cuando la gente dice "para siempre", se refiere a "para toda la vida". Es decir, para toda tu vida o para toda la vida del que te lo dice. Y hay cosas que sí duran eso, al menos esa es mi opinión. Si te fijaras un momento en todo lo que te rodea, te darías cuenta de que hay infinidad de matrimonios que llevan 60 años (por decir una cifra) y siguen queriéndose, y que no dejarán de hacerlo aunque uno de los dos muera. Y algo parecido ocurre con la amistad de verdad. Si los sentimientos son lo suficientemente fuertes, durarán para siempre ("siempre" entendido como lo que podamos ver mientras vivamos).
Pero para llegar a entender cosas así, debes fijarte en algo más que tu ombligo. Aunque bueno, eso nunca es fácil, y más cuando nunca te has planteado dejar de hacerlo, ¿no? Es cierto, todo desaparece cuando no te imaginas queriendo a alguien toda la vida. Con esas perspectivas de futuro, ¿qué esperas?
Un abrazo, Nathalie.

Natalia dijo...

Supongo que debería estar agradecida por que alguien me deje un comentario, y todo eso. No me importa, para algo lo cuelgo en un sitio público. Lo que sí me molesta es que me juzguen sin conocerme. Y como intuyo quién eres, lo ratifico: no me conoces en absoluto.

Esta entrada es un texto que escribí pensando en lo efímero que es todo, y en las sorpresas que te puedes llevar con esto. En concreto, lo escribí por un “marrón” amistoso, que evidentemente no voy a explicar aquí. Y para más información: no soy yo la que siempre acaba con todo. Y mucho menos, con lo que le importa de verdad, como en este caso. Así que, sin ánimo de ofender; no tienes ni idea.

No creo que siempre me mire el ombligo, como dices, ni creo que lo piense la gente que realmente me conoce. Y por supuesto que me imagino queriendo a alguien toda mi vida (aunque nunca podré saberlo con certeza), pero hay muchas formas de querer.

Por último, siento mucho si, por las circunstancias, te llevaste esa opinión de mí. Pero puesto que ya es agua pasada (y tan pasada, puesto que hace más de 5 meses de aquello), te agradecería que, tal y como acabaron las cosas, salieses definitivamente de mi vida, y me dejaras en paz. De verdad, creo que sería lo mejor. Como si nunca hubiese existido.

No te lo digo a mala fe, espero que todo te esté saliendo justo como esperabas, sólo que no quiero saberlo. Un saludo, y hasta siempre (espero).

Nat.